Empiezo esta receta contando la verdad de como me sentí con el resultado, el pan de muerto me quedó delicioso, pero lo que no me gustó nada fue la estética del resultado final, por eso dudaba mucho en compartir la receta....




Pero en cuanto lo probé supe que si tenía que compartirla, ya que estaba tan suave, esponjoso y con un sabor delicioso que no podía quedarse en el olvido.

Así que debo reconocer que me da mucha vergüenza presentarlos  así pero es que solo no hubo manera de que la masa no subiera tanto y los panes no perdieran su forma.

He visto por las redes muchos panes de muerto simplemente hermosos, nada comparados con los míos, pero de verdad que seguiré practicando hasta conseguir uno más decente  y hermoso.

Pero como dije antes salió tan bueno que les dejaré por aquí la receta, eso sí yo lo hice todo a mano, y termine super cansada pero al comerlo, valió la pena aunque estéticamente hay mucho que mejorar todavía, pero de sabor es mucho mejor que el del año pasado que dejo aquí la otra receta por si quieren intentarlo.

Ingredientes para 3 panes medianos
500 g de harina de trigo
165 g de azúcar
125 ml de leche
11 g de levadura seca de panadería
3 huevos grandes
3 yemas grandes
150 g de mantequilla a temperatura ambiente
la ralladura de 2 naranjas
1/2 cucharadita de sal
5 a 10 ml de extracto de vainilla
Para la esponja
3 cucharadas del harina total de la receta
1 cucharada de azúcar de los 165 g
la levadura
la leche tibia a 43ºC

Preparación
Primero vamos a hacer la esponja o levadura, tomamos todos los ingredientes  para la esponja y hacemos una mezcla como si fuera un atole, la cubrimos con un film transparente y la dejamos fermentar hasta que doble su tamaño, más de 20 minutos.

Mientras la levadura se fermenta, rallamos las 2 naranjas y reservamos.
Por otro lado ponemos el resto del harina en nuestra mesa de trabajo y en el centro le hacemos un pequeño hueco con el fondo de un bol o con nuestras manos, nos quedará como un volcán, alrededor de la harina,  ponemos el azúcar, y después del azúcar la sal.

Cuando la esponja ya esté lista, la vamos a poner en el centro de nuestro volcán de harina y vamos a ir agregando y disolviendo los huevos en esa mezcla uno por uno, también las yemas, a la hora de integrarlos vamos agregando también harina a la vez, el harina que tenemos en los lados.
Una vez que tengamos todo eso agregado vamos a tener una masa pegajosa, pero seguimos, ahora jalamos o arrastramos el azúcar para integrarla a la mezcla, y después la sal, cuando mezclamos todo el resultado será una masa aguada y pegajosa, ahora llega el tiempo de agregar la mantequilla poco a poco hasta lograr integrarla toda, después de esto agregamos la ralladura de las naranjas y el extracto de vainilla.

Ahora si viene lo bueno, amasar y amasar, por favor no agregar más harina, la masa estará pegajosa, muchísimo, pero conforme vamos amasando la masa se irá despegando de la mesa y de nuestras manos, mi tiempo de amasado fueron 45 minutos, a mano, y les juro que despega totalmente de la mesa, y se vuelve una masa lisa, brillante y elástica, así que muchísima paciencia y no agregar más harina.

Una vez tengamos la masa lista, después de un duro trabajo amasando y estirando la masa a la hora de amasar, dando unos golpes de vez en cuando, haremos la prueba de la ventana, que consiste en estirar la masa lo más delgada posible y no se rompa., eso significa que ya estará lista.

Engrasamos un bol con un poquito de aceite y ponemos la masa a levar, el resto de aceite que quede en nuestras manos lo untamos encima de nuestra masa para que no se reseque, y tapamos con film transparente el bol y la dejamos levar en un lugar libre de corrientes de aire, si está calientito mucho mejor.  Mi masa como ya hace frío tardo 2 horas en doblar su tamaño pero este tiempo puede variar, cuando ustedes vean que su masa ya doblo el tamaño estará lista para seguir.

Bueno ahora seguimos, ponemos un poco de harina sobre nuestra mesa de trabajo y sacamos la masa, la aplastamos un poco para sacar el aire, y la alargamos, de manera que podamos partir 4 pedazos iguales, la verdad yo no pesé cada pedazo porque lo hice a ojo, pero si ustedes quieren pueden pesar cada pedazo para tenerlos todos iguales.

Con tres de los pedazos vamos a hacer los panes, así que los vamos a bolear muy bien, dejando la costura hacia abajo. Y con el otro pedazo vamos a hacer los huesitos y las bolitas, en total 6 huesos y 3 bolitas.

Para hacer los huesitos que debo confesar es la parte más difícil para mi, porque solo no salían, vamos a hacer un cilindro con la masa y con nuestros 3 dedos de en medio de nuestra mano, vamos a apoyarnos en la masa y deslizar la masa haciendo presión hacia arriba y abajo, tratando de que la masa ruede sobre la mesa y se vayan marcando los huesitos, espero haberme explicado.
Debemos hacer 6 para poner 2 en cada pan en forma de cruz y haremos 3 bolitas que irán en el centro de cada pan.

Bueno ya que tengamos todo formado, vamos a pincelar nuestros panes con un poco de agua en donde vamos a poner los huesitos y los presionamos un poco haciendo una cruz, y después en el centro de la cruz ponemos agua y con el dedo hundimos un poco para poner la bolita.

Cuando ya todos estén listos los dejaremos levar nuevamente en una charola de horno preparada con papel para hornear, dejando distancia entre ellos ya que subirán mucho a la hora de hornearse.

Y dejamos levar 1 hora más. Vamos a calentar el horno a 170ºC calor arriba y abajo sin ventilador y hornearemos solo por 25 minutos exactos. Dejamos que se pongan tibios y los barnizamos con mantequilla derretida y espolvoreamos con azúcar blanca por encima.

Listo, yo se que es demasiado trabajo y no es una receta que se hace rápidamente, mas por los tiempos de levado  y amasado pero les juro que el pan de muerto queda delicioso y nada duro.



Yo desde Michigan les deseo que si festejan el día de los muertos, se animen a hacer la receta para que puedan disfrutar de este delicioso pan dulce tradicional mexicano con su familia,  y prometo seguir practicando hasta conseguir un pan más bonito.